La crisis económica en Bolivia en el gobierno de Luis Arce, preocupa y pone en alerta a todo un país.
En 2014, Bolivia tenía más de 15 mil millones de dólares en reservas. En 2023, esta cifra se desplomó y cayó a 1.709 millones.
La gente comenzó a comprar dólares y los bancos no dieron abasto, lo que provocó la apertura de un nuevo mercado.
La moneda se empezó a vender por encima del cambio oficial fijo, donde el valor del dólar nunca cambia. Esta medida, obligó al Banco Central a usar sus reservas para mantener el precio.
El gas cayó ante la falta de inversión y mantenimiento. Muchos pozos dejaron de producir y el país no pudo cumplir con sus compradores: Argentina y Brasil.
Bolivia importa diésel y gasolina. Desde 2011, los combustibles tienen un precio fijo y como no aumenta, ese costo lo absorbe el Gobierno.
Para importar el gobierno necesita dólares y al no tener, se dificultó la compra de gasolina y otros combustibles.
Toda esta situación tiene al país paralizado y en las calles. El transporte público no funciona, ni el transporte de carga que traslada alimentos y otros productos.
La escasez de dólares, la devaluación del boliviano y el aumento en los precios de productos esenciales dificulta la vida de los hogares bolivianos y afectado el comercio transfronterizo.