En 1986 ocurrió un desastre nuclear de Chernóbil que transformó el paisaje ecológico de la región.
La explosión del reactor 4 liberó grandes cantidades de cesio-137, yodo-131 y otros radionúclidos, contaminando más de 2.600 kilómetros cuadrados y forzando la evacuación de decenas de miles de personas.
En este hostil, la fauna silvestre sufrió un drástico descenso, aunque con el tiempo algunas especies, como los lobos y los perros, lograron sobrevivir y expandirse.
Actualmente, la mayoría de los perros que deambulan por la zona descienden de mascotas abandonadas durante la evacuación, y un estudio reveló su historia genética que era desconocida hasta ahora y aseguran que ya no son «perros comunes».
Estos canes tienen más de 390 genes diferentes y son prácticamente inmunes al cáncer, ya que se adaptaron a vivir en un lugar con mucha radiación y contaminación. Es por esta adaptación que su ADN cambió para repararse y resistir mejor a las enfermedades y, pese a su exposición a la radiación, casi no tienen mutaciones típicas.
Este estudio analizó a más de 300 perros que viven cerca de la central nuclear y reveló que cada grupo tiene su propia genética según donde vivan y algunos tienen mezcla de razas.