El lunes comenzará a regir un nuevo esquema para el dólar en Argentina. A partir de primera hora, será el Banco Nación el encargado de marcar el precio inicial del tipo de cambio, que luego tomarán como referencia el resto de las entidades financieras. Con este movimiento, el Gobierno da inicio a una etapa de mayor flexibilidad cambiaria, en línea con los compromisos asumidos ante el FMI.
Aunque se habló de un supuesto «fin del cepo», lo que se implementa en realidad es un sistema más laxo que podría desembocar, con el tiempo, en una libre flotación. Lo concreto es que se elimina el dólar oficial tal como se lo conocía desde 2019, y ahora la cotización se moverá dentro de una banda entre los $1.000 y $1.400.
EL FOCO PUESTO EN EL NUEVO DÓLAR
Las expectativas de operadores e inversores se centran en que el nuevo tipo de cambio se ubique entre $1.200 y $1.300, lo que implicaría una suba del 12% al 15% respecto a los valores previos. Este ajuste busca reducir la presión sobre las reservas y acercar el valor del dólar oficial a un punto más realista de mercado, tras semanas donde el BCRA perdía divisas a un ritmo acelerado.
En el mercado financiero, los dólares paralelos habían tocado techos de $1.350, pero ahora se espera una moderada apreciación del peso. Esto se apoya en varios factores: una esperada liquidación de exportaciones, compras adelantadas de importadores y un repunte en los activos argentinos tras los anuncios del viernes.
EL ROL DEL CENTRAL Y LAS TASAS DE INTERÉS
Además del movimiento cambiario, el Banco Central podría subir las tasas de interés esta semana para evitar una mayor fuga al dólar. Con una inflación que alcanzó el 3,7% en marzo, la medida buscaría incentivar el ahorro en pesos y mantener el equilibrio en un contexto de mayor volatilidad.
Uno de los compromisos más relevantes con el Fondo es el fortalecimiento de las reservas internacionales: el BCRA deberá acumular USD 4.000 millones netos antes de que termine el año. Por eso, una vez estabilizado el mercado, el organismo comenzaría a intervenir para comprar dólares dentro de la nueva banda.
¿SE TERMINÓ EL CEPO?
La frase “fin del cepo” funcionó como titular atractivo, pero en la práctica el levantamiento es parcial. Para el público en general, se elimina la obligación de operar con dólar MEP para acceder al tipo de cambio financiero, algo que ahora se podrá hacer sin intermediarios. Las empresas, en cambio, seguirán enfrentando ciertas restricciones, aunque se les habilita el giro de dividendos al exterior, una medida clave para atraer inversiones.
También se espera un nuevo instrumento similar al Bopreal para facilitar la salida de utilidades no distribuidas en años anteriores. Y mientras tanto, el Gobierno apuesta fuerte a sostener el superávit fiscal y evitar que la emisión vuelva a encender la inflación.
UN ESCENARIO CLAVE PARA LO QUE VIENE
Este nuevo capítulo para la política cambiaria llega con el apoyo de una inyección de divisas por parte del FMI y con un ojo puesto en los próximos meses: el resultado del plan será crucial para consolidar la estrategia económica del oficialismo y enfrentar con mayor solidez el calendario electoral.
Habrá que seguir de cerca la reacción del mercado en las primeras horas del lunes, cuando el Banco Nación dé la señal inicial. De ese valor dependerá el tono con el que arranque esta etapa de transición cambiaria, que promete ser decisiva para el rumbo económico del país.