El 31 de marzo se vence la resolución firmada por la vicepresidenta Victoria Villarruel en enero pasado, que frenó la actualización automática de las dietas de los senadores. Con la fecha límite acercándose, Villarruel dejará en manos de los bloques legislativos la decisión sobre el tema, aunque no se esperan grandes cambios, ya que las bancadas han mostrado poco interés en la cuestión. Si no se modifica la situación, desde mayo, cada senador podría comenzar a cobrar al menos $9 millones en bruto.
La polémica sobre las dietas comenzó al inicio de la gestión libertaria, cuando el Congreso aprobó una suba similar a la de la administración central. Sin embargo, tras las críticas desde la Casa Rosada, el presidente de Diputados, Martín Menem, y luego Villarruel, frenaron el aumento. Mientras tanto, los senadores pactaron un nuevo sistema en abril, con una dieta compuesta por 2.500 módulos, más un adicional de 1.000 por gastos de representación y 500 por desarraigo. De este sistema, solo cuatro senadores no reciben el adicional por desarraigo.
En mayo del año pasado, esta fórmula elevó las dietas de los senadores a más de $7 millones en bruto. Sin embargo, tras la polémica generada por un aumento para empleados legislativos, el pleno de la Cámara alta congeló las dietas hasta diciembre de 2024, lo que permitió reducir la presión sobre los empleados.
En noviembre, el Congreso acordó una paritaria del 6,13% para los empleados del Congreso, pero este ajuste no aplicó a los senadores, quienes mantuvieron el congelamiento hasta el 31 de diciembre. Al final de 2024, varios senadores presionaron a Villarruel para que se encargara de la situación, aunque las bancadas han manifestado que no están interesadas en aumentar sus dietas, considerando las deducciones por Ganancias, alquileres y otros gastos.
El debate sobre las dietas de los senadores continúa siendo un tema sensible, especialmente en un contexto económico complejo. Además, los empleados del Congreso esperan que se replique la paritaria del sector público, mientras que algunas bancadas buscan equilibrar la disparidad en los módulos asignados, lo que ha generado tensión dentro del Senado.