Más de 60 mil personas se congregaron en la Plaza San Pedro para presenciar la tradicional bendición “Urbi et Orbi”.
El papa Francisco apareció públicamente desde el balcón central de la basílica de San Pedro, en el Vaticano, en el marco de la Pascua de Resurrección. Lo hizo con una voz más clara y sin las cánulas de oxígeno, lo que generó alivio entre los fieles tras su reciente recuperación de salud.
Desde una silla de ruedas, el pontífice saludó con un “¡Feliz Pascua!” a los miles de fieles que lo ovacionaban. Si bien no presidió la misa —función que quedó a cargo del cardenal Angelo Comastri—, su presencia fue celebrada con aplausos, banderas de distintos países y arreglos florales provenientes de los Países Bajos.
Previo a su salida al balcón, el Papa recibió la visita del vicepresidente estadounidense James Vance, quien participó de las celebraciones pascuales.
En su mensaje, leído por un asistente, Francisco lanzó una fuerte advertencia sobre el deterioro de la paz global. “Rechacemos la carrera armamentista y usemos los recursos para asistir a quienes más lo necesitan, combatir el hambre y fomentar el desarrollo”, expresó.
También manifestó su cercanía con los pueblos que sufren las consecuencias de conflictos armados, mencionando la situación en Gaza, Israel y Palestina. “Apelo a un alto al fuego, la liberación de rehenes y ayuda humanitaria urgente”, pidió.
El pontífice incluyó en su mensaje preocupaciones por las comunidades cristianas del Líbano, Siria y Yemen, y señaló la difícil situación de varios países africanos como República Democrática del Congo, Sudán, Sudán del Sur, así como regiones del Sahel y el Cuerno de África. También mencionó a Birmania, afectada por la violencia y un terremoto reciente.