Antonio Gasalla, una de las figuras más influyentes del humor argentino, falleció a los 84 años. Actor, comediante y creador de personajes inolvidables, supo combinar la sátira con la ternura, el absurdo con la crítica social, y llevar el teatro de vanguardia a la gran audiencia. Desde su icónica Mamá Cora en Esperando la carroza hasta la Abuela del living de Susana Giménez, sus creaciones se convirtieron en parte del ADN cultural del país.
Gasalla comenzó su carrera en los años ‘60, cuando junto a Carlos Perciavalle revolucionó la escena porteña con el café concert. Con espectáculos como Help Valentino! o Lo que el cine nos dejó, mostró una comicidad diferente, con guiños a la actualidad y a la transgresión. Su talento lo llevó del under a los grandes teatros, donde consolidó su nombre con éxitos como Pan y circo, El Maipo es el Maipo y Más respeto que soy tu madre.
En televisión, Gasalla brilló en ciclos propios como El Palacio de la Risa y Gasalla en la tele, pero su llegada al público masivo se dio en los ‘90, cuando sus personajes se convirtieron en fenómenos de la pantalla. Flora, la empleada pública; Soledad, la chica acomplejada; Yolanda, la vieja arpía; y, sobre todo, la Abuela del living de Susana, le permitieron jugar con los límites del humor y la realidad.
El cine también tuvo su huella. Esperando la carroza (1985), donde interpretó a Mamá Cora, lo convirtió en un ícono del humor nacional. La película trascendió generaciones y aún hoy sus frases son parte del habla cotidiana.
A lo largo de su carrera, Gasalla recibió múltiples premios, entre ellos el Martín Fierro de Oro y varios Konex, que reconocieron su aporte a la comedia. Su trabajo influyó en generaciones de humoristas y actores que encontraron en él un modelo de rigor profesional y creatividad sin concesiones.
En los últimos años, el deterioro cognitivo lo alejó de los escenarios y de la televisión. Su última gran obra teatral, Más respeto que soy tu madre, fue un éxito rotundo, con temporadas a sala llena. En 2020, decidió retirarse definitivamente del espectáculo.
Antonio Gasalla deja un legado imborrable en la cultura argentina. Su capacidad para hacer reír y pensar, para retratar con humor las contradicciones de la sociedad y para desafiar los límites del género lo convierten en un referente indiscutido. Sus personajes siguen vivos en la memoria colectiva, en cada repetición de Esperando la carroza, en cada sketch que sigue provocando carcajadas y en cada frase que, aunque pasen los años, sigue siendo tan vigente como el día en que la pronunció.