El empresario Gregorio “Goyo” Pérez Companc, uno de los más influyentes en el país, dueño de la alimenticia Molinos Río de la Plata y la energética PeCom, falleció este viernes a los 89 años.
Según se informó, al momento de su muerte, él y su grupo familiar -Perez Companc Family Group- se posicionan como los segundos empresarios con el patrimonio más abultado del país, tan solo por detrás de Marcos Galperín, fundador y CEO de Mercado Libre.
«Goyo» nació el 23 de agosto de 1934 en Buenos Aires. El libro “Los dueños de la Argentina II” de Luis Majul, cuenta que fue hijo biológico de Benito Bazán y Juana Emiliana Molina, un matrimonio muy humilde, que decidieron darlo en adopción cuando tenía la edad de 11 años.
Su madre adoptiva fue Margarita Companc de Pérez Acuña, y su padre Ramón Pérez Acuña. Margarita incorporó al niño al grupo familiar y se ocupó que fuera tratado como un hijo más.
En 1953 se introdujo en el mundo de los negocios de la mano de su hermano, Carlos Pérez Companc, al fundar su primera empresa: la naviera homónima, de la cual se hizo cargo tras el fallecimiento de este.
En su momento, también asumió como titular de Banco Río de la Plata y de SADE SA.
Luego, «Goyo» fue diversificando ampliamente sus inversiones productivas y logró consolidarse como uno de los hombres más influyentes del país a través del Grupo PeCom, el cual operan en la actualidad tres de los siete hijos del magnate.
En 1988, fue distinguido con el Premio Konex de Platino, además de un Diploma al mérito. En su biografía, la fundación recopiló cada una de sus empresas, entre las que se contaron Servicios Especiales San Antonio, Petroquímica Cuyo, Minera Sierra Grande, Somargen, Petrosur, Banco Río de la Plata, La Patagonia Compañía de Seguros y PeCom Agropecuaria. Participó en diferentes proyectos mineros, hidroeléctricos, petroquímicos, de telecomunicaciones y de transporte y almacenaje, en el país y resto de Latinoamérica.
Dos décadas más tarde, el 17 de diciembre de 2009, Goyo envió un comunicado a la Bolsa de Comercio anunciando su retiro de los negocios, que cedió a sus hijos Jorge, Luis, Pablo, Rosario, Pilar, Cecilia y Catalina a través de una reorganización de sus empresas bajo el paraguas de una nueva sociedad creada en Delaware, Estados Unidos, bajo el nombre Santa Margarita.