El Congreso peruano removió a Dina Boluarte de la presidencia por “incapacidad moral”, en medio de una prolongada inestabilidad institucional que atraviesa el país. En su lugar asumió José Jerí, titular del Parlamento.
Boluarte, quien llegó al poder tras la destitución de Pedro Castillo en diciembre de 2022, se convierte así en la última de una serie de presidentes que han gobernado el país en los últimos años bajo fuertes tensiones políticas. Durante su gestión, registró uno de los niveles de aprobación más bajos de la historia reciente, según diversos sondeos.
La presidenta destituida enfrentó denuncias por presunto mal desempeño de funciones y se vio involucrada en investigaciones judiciales, incluyendo casos relacionados con la represión de protestas que dejaron decenas de víctimas, y presunto enriquecimiento ilícito vinculado a la recepción de regalos costosos.
Además, su gobierno estuvo marcado por controversias sobre la gestión del poder durante períodos en los que se encontraba incapacitada temporalmente, lo que generó cuestionamientos sobre la legalidad de ciertos decretos emitidos en ese período.
El panorama político de Perú sigue siendo incierto, con elecciones presidenciales programadas para abril de 2026 y un Parlamento que busca consolidar fuerzas de cara a los próximos comicios. La reciente destitución de Boluarte refleja la persistente volatilidad que caracteriza a la política peruana.