La Capilla Sixtina se prepara para convertirse en un espacio completamente aislado mientras se desarrolla el cónclave que definirá al próximo papa. Allí, los cardenales permanecerán incomunicados con el exterior y sin acceso a ningún tipo de tecnología.
Durante las jornadas, estará prohibido el uso de celulares, computadoras, tablets y cualquier otro dispositivo electrónico. Tampoco podrán ver televisión, escuchar la radio ni mantener contacto con personas ajenas a la asamblea, incluso fuera del recinto.
A pesar de las restricciones, los participantes pueden ingresar con ciertos elementos personales permitidos. Entre ellos se incluyen objetos religiosos como el rosario y el breviario, además de artículos de uso cotidiano como anteojos, bastones, audífonos y medicamentos, teniendo en cuenta que muchos de los cardenales superan los 70 años.
El ingreso a la sala estará estrictamente limitado. Solo se autorizará el acceso de personal médico, asistentes administrativos o personal de limpieza en momentos específicos, bajo condiciones estrictas de confidencialidad. Cualquier persona que revele información del cónclave podrá enfrentar sanciones severas, incluida la excomunión.