Tomiko Itooka, la mujer más longeva del mundo, murió a los 116 años por causas naturales en la residencia de ancianos donde vivía en Japón. La mujer fue reconocida por el Libro Guinness de los Récords en septiembre de 2024, tras la muerte de la española María Branyas Morera, a los 117 años.
En algunas entrevistas, Tomiko aseguró que las claves para la su longevidad fueron la ingesta de bananas diariamente y también, el consumo de Calpis, una bebida del estilo de un yogurt que ayudan al sistema inmunológico y a la digestión.