El nuevo presidente surcoreano, Lee Jae-myung, decidió apagar los altavoces de propaganda que transmitían tanto canciones como mensajes ideológicos en la frontera a fin de evitar confrontaciones directas con pyongyang.
La tensión entre ambos países comenzó cuando Corea del Sur recibió una lluvia de globos cargados de basura y respondió enviando drones propagandísticos.
Ante esta situación, Corea del Norte decidió atacar con ruidos durante 24 horas en las zonas fronterizas.
Corea del Sur respondió con una variante creativa: instaló altavoces gigantes en su frontera y comenzó a poner canciones de K-pop a todo volumen.