23/06/2025

FUE ADOPTADA Y 40 AÑOS DESPUÉS, ENCONTRÓ A SUS PADRES BIOLÓGICOS

Cuando cumplió tres años Débora Natalia Roda, pasó a llamarse Lihué Sobral y vivió sin conocer el origen de su historia. Después de 40 años, logró su deseo soñado: reencontrarse con sus padres biológicos.

Tras la muerte de madre adoptiva, se animó a revisar una caja misteriosa, en dónde encontró el nombre y el DNI de su mamá biológica. Fue en ese momento, que se enteró de su cambio de identidad cuando era pequeña.

Esa revelación fue el comienzo de su búsqueda. Lo que vino después superó todo lo que había imaginado: el reencuentro con su madre y su padre biológicos, doce hermanos y una familia entera que, en silencio, la había estado esperando.

 

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Luego, de conocer todo esos datos arrancó la búsqueda. En aquella sesión clave con su psicóloga Mercedes, decidió hacer algo y, como quien tira una botella al mar, escribió un mensaje en el grupo de Facebook Dónde estás, que reúne a más de un millón de personas que buscan sus orígenes. La publicación, con fecha del 29 de marzo de 2025, decía:

Hola, soy Mercedes Sobral. A los tres años fui adoptada y me cambiaron el nombre. Mi nombre de nacimiento era Débora Natalia Roda y estoy en búsqueda de información sobre mi mamá biológica, Nora Mabel Roda, quien —según figura en los papeles de adopción— vive en la ciudad de Rosario, que es donde yo también vivo actualmente. ¿Alguien sabe cómo puedo hacer para saber dónde podría estar viviendo hoy? Encontré su número de DNI en la documentación, sé que tiene 60 años, pero no sé cómo buscar su dirección… Me gustaría encontrarla y agradecerle por la valentía de haberme dado en adopción. También tengo dos hermanas a las que nunca conocí. No sé sus nombres, ni nada sobre ellas. Espero que alguien pueda ayudarme.

La respuesta llegó al día siguiente y, con ella, una dirección y dos números de teléfono.

Después de recibir los posibles datos de su madre biológica, Mercedes agendó ambos números en su WhatsApp. De manera automática, en uno de ellos, le apareció la foto de perfil de una mujer, igual a la que alguna vez buscó en redes sociales. El mensaje era simple: “Hola, Nora”.

La contestación no fue inmediata. Nora respondió: “¿Quién sos?”. Mercedes fue con cautela. “Hola, soy Mercedes. Bueno… mi nombre era Débora”, escribió y enseguida le aclaró que no quería generar ningún problema, solo conocer un poco más sobre su historia.

La confirmación de que había encontrado a su madre no llegó de Nora directamente, sino de su hermana melliza, a través de un audio: “Hola, soy la hermana de tu mamá. Tu mamá está acá desmayada, no lo puede creer”.

Del otro lado de la pantalla, Mercedes lloraba de la emoción. Minutos después, madre e hija se comunicaron por teléfono y hablaron durante más de una hora.

Finalmente, el 10 de abril pasado se vieron cara a cara. Por pedido de Nora, el punto de encuentro fue en la Plaza López, ubicada sobre la avenida Pellegrini, en Rosario. Cuando Mercedes bajó del auto, ella la estaba esperando.

Hablaron durante casi tres horas, sentadas en un banco de madera, sin parar. Lloraron, se rieron. Nora le contó parte de su historia, sus dificultades como madre adolescente, su enojo con su propia madre y el dolor que cargó durante años. Mercedes la escuchó sin reproches. Solo quería entender.

El reencuentro con su papá biológico, el 26 de mayo pasado, fue distinto. Esta vez no hubo plaza ni llamado telefónico: después de una intercambio de mensajes, Mercedes fue directamente a su casa.

Hoy, Mercedes habla con sus padres y sus hermanos casi todos los días. Los fines de semana también se juntan a almorzar.